La estación de trenes estaba abarrotada. La gente entraba y salía con prisa. Kathrina no entendía cómo podían ir tan despreocupados. A ella no le quedaban ya más uñas que morderse. Estaba nerviosa por fuera e histérica por dentro. Y así llevaba toda la semana desde que Hayden aceptó a ir a cenar con ella. Cada vez que se recordaba tartamudeando y con las mejillas ardiendo se le ataba un nudo en la garganta. Se acercó a él y simplemente se dedicó a balbucear "Hmm...Hayden..yo..me preguntaba si..bueno o no..porque bueno..yo..." Y él,con la misma sonrisa etrusca e imperturbable de siempre le contestó "Me encantaría cenar contigo. ¿Qué día?" Y su voz sonó como una melodía de cello. Grave,limpia,elegante y sobria.
Entonces pensaba que lo más difícil ya estaba hecho pero haber llegado 5 minutos antes de la hora le estaba pasando factura y desquiciándola aún más si eso era posible.
Ese escaso período de tiempo le dio para pensar en toda clase de cosas,pero sobretodo fue suficiente tiempo para encontrarse todos aquellos defectos que habitualmente ignoraba.
Se preguntaba por qué alguien tan exquisito como él había accedido a salir con ella. Se veía reflejada en los cristales del edificio. Bajita,delgada,con la cara llena de pecas y el pelo trigueño despeinado por el viento. En cuanto se percató de esto último intentó arreglarlo lo mejor y lo más rápido que pudo. Que desastre...se sentía ridícula.
Y más aún cuando pasaba ya de la hora y Hayden no aparecía. Siguió esperando. Ni rastro del muchacho. Por más que estiraba el cuello para intentar avistarlo sólo vio a un puñado de gente vulgar y una mujer. Esa mujer desde luego que no era vulgar. Estaba de espaldas y de vez en cuando se le veía una minúscula parte de su perfil. Llevaba puesto un vestido negro,largo hasta la rodilla,de manga larga de encaje. Todo él estaba lleno de encaje. Tenía la piel blanca como el mármol del pentélico y era alta,muy alta y muy estrecha. El pelo largo y liso,tan negro que con la luz del sol parecía azul oscuro estaba adornado con un tocado pequeño en forma de sombrero de copa con rosas diminutas. Kathrina,aunque pensó que ese estilo se le hacía raro y estravagante,no pudo si no pensar en lo preciosa que era. Estos mismos pensamientos hicieron que se ruborizase y agitase la cabeza para pensar en otra cosa. Pero no podía dejar de mirarla.
De repente le vió la cara y sintió como si le clavasen un puñal en medio del esternón. Ese pelo,esa cara...
No podía creérselo. No entendía nada. Era Hayden. Era Hayden esa mujer preciosa.
Él tuvo esa sensación de estar siendo observado y se giró para ver si era Kathrina por fin. Pero ella se escondió detrás de una columna, y cuando éste dejó de mirar se fué corriendo a casa.
¿Por qué?¿Por qué?¿Por qué?
Si no le gustaban las chicas...¿Por qué había aceptado su invitación? Era obvio que estaba enamorada de él. ¿Había estado acaso jugando con ella?
Corría y lloraba. Y el viento frío congelaba sus lágrimas y le cortaba la cara.
Entró en casa,subió las escaleras hasta su cuarto y se echó encogida en la cama. Y así,vestida,se quedó dormida.
A la mañana siguiente estaba tan confundida que se sintió mareada al entrar en el instituto. Como si todo fuese lento. Le daba pánico encontrarse con Hayden. Aunque todos en el centro llevaban ese perenne uniforme azul,ella ya no podría imaginárselo con otra ropa que no fuese ese vestido negro.
Iba caminando rápido y con la vista fija en el suelo. Si llevas la vista en el suelo puedes tropezarte con algo o con alguien. En este caso era alguien. Hayden.
-Buenos días Kath-dijo él sonriendo.
Ella no sólo no contestó si no que le ignoró por completo y fue a sentarse.
Y así estuvo,mirando a la mesa y en silencio hasta la hora del almuerzo. Siempre comía con él. No tenía más amigos en el instituto ahora que Sonne estaba enferma. Así que,a sabiendas de que se sentaría en frente de ella,eligió la misma mesa de siempre y comenzó a comer.
-Kathrina,¿Me estás evitando?-Dijo inclinando la cabeza hacia un lado con gesto divertido.
-No¿Por qué dices eso?...Siento no haber ido el domingo...resulta que tuve cosas de última hora que hacer-Ya no sabía donde meterse,no sólo estaba siendo una mentirosa si no que además lo hacía fatal. A Hayden se le escapó una brevísima risa de comprensión.
- Sí que viniste.Te sentí,te vi esconderte,así que jugué a ese mismo juego,después te vi irte corriendo.
-Hayden yo...¿Por qué no me lo dijiste?-Dijo Kathrina a punto de llorar,mirando su plato de uvas como si lo encontrase interesante.
-¿Por qué no te dije el qué exactamente?
-Que eres un....-Quería decir invertido,quería decir raro,desviado. El dolor y la humillación habrían hecho que,si no se hubiese controlado,sus palabras fueran agujas disparadas a su cara.-Travesti.
En ese momento la risa de Hayden no fue breve , fue larga y escandalosa.
-¿Travesti?¡Yo no soy ningún travesti!-Dijo entre carcajadas.
-¿Cómo que no?Te vi vestido de mujer...
-Entiendo. Acompáñame.
Y la cogió del antebrazo hasta el patio de personal deshabilitado del centro. Ahora estaban solos.
-Kathrina,yo no soy un travesti. Los travestis o transexuales son personas que no están a gusto con su sexualidad...y yo estoy bien. No quiero ser una mujer.
-Mmmm...parecías una mujer.
-Parecía la misma mujer que te parezco ahora. Lo único que ha cambiado en mí desde el domingo es la ropa.
Sigo teniendo el mismo pelo,los mismos ojos...
Y mientras decía esto le iba pasando a Kathrina sus manos por cada atributo que nombraba. Kathrina estaba casi segura de que en cualquier momento iba a desmayarse de puro frenesí.
-¿Ves?No tengo pechos,no soy una mujer,no creo que te apetezca que te lo demuestre aquí...-Y se volvió a reír.
-...No...no entiendo nada.
-Te lo explicaré,pero no estoy seguro de que vayas a entenderlo.
Me gusta la belleza. Intento atraparla en todas sus modalidades y sinfonías. Me resulta atrayente todo lo bello. No me importa para que género esté confeccionado ni como piense la gente que tiene que usarse. Esas opiniones populares de "esto es para esto,y esto para esto otro..." son algo que no contemplo,ni siquiera lo entiendo,ni lo comparto. Así que si un vestido en mi cuerpo me resulta hermoso,lo llevaré y si un mural de óleo fresco me resulta más estético como mesa que colgado en la pared,ahí estará. La belleza no conoce de géneros y nada tiene que ver con la condición sexual.
Entonces Hayden vió la cara de confusión de Kathrina y apoyó una mano en la pared sobre la que ella reposaba su espalda y se acercó a su oído.
-O acaso he dejado de parecerte bello...Kath...?
A Kathrina le pareció que el mundo se desvanecía bajo sus pies. Claro que era bello. Más bello que cualquier mujer y cualquier diosa. Y no entendía bien lo que le había explicado pero tenía sentido. Y aunque no lo tuviese,todo carecía de importancia cuando estaba sintiendo su voz y su lengua en el lado izquierdo de su cuello.
Temblaba. Ella temblaba,pero su percepción errónea le decía que era la tierra la que estaba vibrando.
La besó una y otra vez en la cara,en la oreja..en la frente...en la nariz. Qué pequeña se sentía y que inmóvil. Quería moverse pero no podía. Tenía los labios entreabiertos y supuso que la besaría en la boca,pero cuando terminó de probar cada centímetro de su faz se apartó. y entonces Kathrina sí que se movió. ¡Vaya si se movió! se movió hacia alante buscando los labios de Hayden,desesperada,como si tuviese una sed que sólo se podía aliviar de esa manera. Pero él no se acercó. Es más,se puso a caminar y abrió la puerta para entrar. Ella no sabía si moverse,si quedarse quieta,si llorar o sentirse pletórica.
-¿No vienes Kath?
Y fue detrás de él,unos dos metros detrás de él hasta la clase. En silencio absoluto,mirando como se movía su pelo al caminar.
Ya no sabía qué estaba bien y qué estaba mal ni le importaba. Iría detrás de Hayden,como en ese momento. Con vestido,sin vestido,con o sin guantes,con o sin alma. Por lo menos así uno de los dos tendría alma. Porque la suya se la había llevado él.